La escuela es uno de los principales ambientes para la formación y socialización de los individuos, ya que los intercambios sociales positivos y negativos que tienen lugar en ella ejercen una influencia de gran envergadura sobre el desarrollo psicológico de los implicados. En esta oportunidad, nos referiremos específicamente a los comportamientos agresivos en el espacio escolar. Sabemos que éstos afectan negativamente el funcionamiento general de los niños, su aprendizaje, su relación con compañeros y docentes, y pueden dejar serias consecuencias psicológicas, tanto en las víctimas como en los agresores.